Fragmento de la transcripción:
Hoy te quiero contar sobre un personaje que no siempre tiene el reconocimiento que se merece: Martín Miguel de Güemes. Si te digo «San Martín» o «Belgrano», seguro que te suenan, pero Güemes muchas veces queda relegado a una especie de personaje secundario de la Independencia de Argentina. Y la verdad es que sin él, el plan libertador se habría caído a pedazos. Mantuvo el norte argentino fuera del control español, permitiendo que San Martín pudiera avanzar con su gran jugada: liberar Chile y después Perú. O sea, si los realistas hubieran tomado Salta y Jujuy, la historia habría sido otra. Así de importante era el tipo. Te aclaro que los realistas es como llamamos a los europeos o hispanoamericanos que apoyaban a la monarquía española, y luchaban contra el ejército que buscaba la independencia de estos países.
Ahora sí te cuento bien sobre Güemes. Mirá, él nació en Salta en 1785, en una familia bien acomodada, o sea de guita, pero desde pibe ya le copaba la vida militar, le interesaba. Su primer gran momento de acción llegó en las invasiones inglesas de 1806 y 1807, que bueno, casualmente él estaba en Buenos Aires. ¡No sé si escuchaste hablar de ellas! Es muy curioso porque los ingleses entraron por las costas de Quilmes en Buenos Aires, la ciudad donde me crié. Entonces, en la primera invasión, la de 1807, Güemes se mandó una de película: Un día, vio un barco inglés, el ‘Justine’, atascado en el río porque el agua había bajado mucho, así que Güemes y sus soldados a caballo atacaron el barco y lo tomaron. ¡Fue algo increíble! Imaginate lo que fue eso: los ingleses pensando que tenían todo controlado y de repente les secuestran un barco. Ahí ya se veía su estilo: audaz, rápido y, sobre todo, impredecible.
La leyenda dice que en las segundas invasiones, el pueblo les hizo frente a los ingleses tirándoles aceite hirviendo y los sacaron a patadas, o sea, se tuvieron que ir. Mirá qué loco, me acuerdo de hasta estudiarlo en la escuela, pero la cuestión es que tenías que ser rico para comprar aceite, así que esta parte parece que es mentira: les tiraron agua hirviendo. Y bueno, se tuvieron que unir tanto y tuvieron tan poco apoyo de la corona española, que fue el caldo de cultivo para empezar a considerar la independencia. Cuando hablo de “caldo de cultivo” me refiero a que fueron las condiciones adecuadas para lo que pasó después.
Sigo entonces, cuando en 1810 estalló la Revolución de Mayo, Güemes se sumó de una. No todos en el virreinato apoyaron la movida, pero él sí. Y acá viene algo clave: en ese momento, lo que hoy es Argentina no existía como tal. Éramos parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que incluían lo que hoy es Argentina, Uruguay, Paraguay y parte de Bolivia. No era un país unificado, era un rejunte de provincias con intereses distintos. Y eso explica muchos de los problemas internos que vinieron después.
Güemes volvió a Salta y se convirtió en el gran defensor del norte. Mientras San Martín planeaba cruzar los Andes, la zona de Mendoza y Belgrano intentaba consolidar el ejército en el Litoral, la zona de Entre Ríos, Corrientes, y Misiones, Güemes frenaba las invasiones realistas que bajaban desde el Alto Perú (hoy Bolivia). ¿Y cómo lo hacía? Acá entra en juego su estrategia más importante: Los Infernales.
Si querés seguir charlar sobre todos estos temas interesantes de Argentina mientras practicás tu castellano en grupo,
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